¿No le parece curioso que Nayib Bukele no se rodea nunca de intelectuales? Se rodea de técnicos, de expertos en marketing político -y aún esto lo hace en privado-, pero jamás se rodea de académicos, y menos de intelectuales (Félix Ulloa no es intelectual. De cada diez chistes en las facultades de Derecho, protagoniza nueve). La explicación es sencilla: el talón de Aquiles de un narcisista es el ego, y nada acorrala más el ego de un narcisista que encontrarse con alguien que le haga sombra, es decir, que posea una superioridad moral e intelectual que evidencie su inferioridad ante los demás; alguien que posea las cualidades y aptitudes que él no tiene.
Por eso, nada puede ser más asfixiante para Bukele -un bachiller de la Panamericana que no pudo con dos semestres de Derecho en la UCA y que sueña con imponer una dictadura militar- que verse obligado a competir contra un capitán de la West Point US Academy que arriesgó varias veces la vida durante el conflicto armado, ex comandante del Ejército, con un doctorado en Derecho de la Universidad de Georgetown y que ha defendido al estado de El Salvador en cuatro arbitrajes internacionales contra gigantes mineras transnacionales ahorrándole al estado en un solo litigio el equivalente a unas cinco “bibliotecas” chinas. Luis Parada representa todo lo que Nayib Bukele habría querido alcanzar a lo largo de su vida y no pudo.
¿Quién era Bukele antes de escabullirse entre las filas del Fmln? Era el hijo de un hombre acomodado que vivía a la sombra de su padre, que administraba una discoteca de San Salvador y que recibió contratos de publicidad de parte de los Mismos de Siempre. Eso es todo. Su hoja de vida antes de llegar a la alcaldía de Nuevo Cuscatlán es un hoyo del tamaño del hospital Rosales que solo podría ser llenado con una hoja de vida tan abundante como la de Luis Parada. Su adicción al poder político, el ansia de reelegirse no tiene otra explicación que la necesidad de compensar su vacío de mérito y significancia.
Algún malintencionado dirá: ¿quién conoce al doctor Luis Parada? Y la respuesta es: depende. Depende de la calidad de la información que consume. Resulta que la relevancia de una persona nada tiene que ver con el tráfico que genera en las redes sociales: seguramente ha visto los bailes ridículos de Omar Ángulo en redes, pero ¿conoce usted acaso al mejor astrofísico del mundo? ¿al mejor neurocirujano del mundo? ¿Al mejor economista o abogado del mundo? Sin embargo, Luis Parada es bienvenido en los círculos académicos e intelectuales de los que Bukele es excluido y marginado a causa de su mediocridad, y esta es, precisamente, la llaga nunca sanada de Bukele, la razón profunda de su inclinación a la propaganda y la autopromoción: aún gastando cantidades millonarias diarias en publicidad, aun invirtiendo todo nuestro dinero en espectáculos, en fuegos artificiales, en drones o en portadas de revista, jamás tendrá otro mérito en esta vida que fingir ser lo que no es; y esta herida profunda de su amor propio es la que lo pervierte y deshumaniza. Ningún crimen es bastante para un hombre sediento de reconocimiento social: este es el axioma de las tiranías más célebres de la historia: ¿qué son doscientas vidas y miles de inocentes detenidos para un hombre que busca la reputación de hacer milagros con la seguridad pública?
¿Qué hace un narcisista como Bukele cuando se cruza con un gigante moral como Luis Parada, que le produce inseguridad y al que su inconsciente califica automáticamente como una amenaza? Hace lo mismo que el explorador cuando divisa a lo lejos a un oso pardo: si no lo puede evitar, opta por no hablar, no moverse, no respirar, no interactuar, finge no haberlo registrado pues sabe que en un combate cuerpo a cuerpo no escaparía ni aunque Carlos Marroquín lo ayudara a salir por la frontera más cercana. ¿No lo convenzo? Bueno, hágase la siguiente pregunta: si Bukele es tan bueno y su gobierno ha sido tan brillante ¿por qué no se somete a un debate presidencial, algo que es lo más elemental y necesario del mundo en un país democrático? Sencillo: ¿qué podría hacer un “adolescente inmaduro de cuarenta y dos años” en un debate contra un abogado -entrenado especialmente para discutir-, aparte de rebajarse a la calumnia, la difamación y las falacias argumentativas)?
¿Cuál es el razonamiento que orienta el actuar de Bukele en esta campaña? Bukele sabe que el porcentaje de salvadoreños desencantados con este gobierno es altísimo pero también sabe que ningún candidato de la Oposición había podido antes capitalizar este desencanto; también sabe que si ningún candidato de Oposición había logrado capitalizar a los indecisos era por falta de liderazgos competentes y por el lastre de los partidos tradicionales. Ahora que Bukele es consciente de que existe un candidato sin lastre político, que se destaca por su valentía y por su firmeza, acostumbrado a ofrendar la vida por una causa y que lo supera con creces en facultades intelectuales, pero sobre todo que tiene una visión disruptiva sobre la forma en que se debe hacer política poniendo a las organizaciones sociales en el centro de su esfuerzo, Bukele opta por fingir que no se ha percatado del oso pardo que se le aproxima y ha optado por ordenar a todo su aparato propagandístico que no le haga el más mínimo ruido.
Estas no son simples conjeturas, los sondeos de opinión pública y de humor en redes sociales reflejan que el candidato que genera una percepción pública positiva, no obstante la poca prensa que recibe, es precisamente el candidato Luis Parada. La estrategia es liberarse de la amenaza distrayendo a la opinión pública con barullo mediático. Bukele sabe que si él o sus secuaces cometen un error de cálculo político que ponga al candidato de Nuestro Tiempo en el centro de la conversación pública, el voto escéptico se agrupará alrededor del Dr. Parada generándose un efecto bola de nieve y la profecía de autocumplimiento del David contra el Goliath.
Bukele no piensa cometer con Luis Parada el error que cometió Christian Guevara provocando a Héctor Silva, es decir el error de darle prensa a través de la confrontación, y por eso nunca alude a éste, ni siquiera indirectamente. Usted oye a menudo al aparato oficialista despotricar contra los candidatos de ARENA y del Fmln, pero notará un silencio extrañísimo respecto del Dr. Luis Parada. Silencio que se hace mucho más extraño si consideramos que el Dr. Luis Parada ha señalado ante los medios que la seguridad pública obtenida por Bukele descansa en pactos con las pandillas, señalamiento ante el que cualquiera que tenga un mínimo de decencia, reaccionaría.
Si usted observa los fenómenos sociales y políticos desde una perspectiva electoral quizá piense que el tiempo escasee, pero si usted observa la realidad con la mirada del sociólogo o del historiador reconocerá que se han empezado a gestar en el país los liderazgos reales de la Oposición que pondrán fin a la corrupción de la era Bukele y que Luis Parada es quien lidera esta vanguardia. Nadie puede escapar de las consecuencias de sus actos… y Bukele no es la excepción: a todo Goliath le llega su David.