Ayer responsabilicé al Presidente de la República por el atentado contra la caravana del Fmln en el que dos de sus simpatizantes fueron asesinados y otros resultaron lesionados. Se levantó una horda furibunda de detractores y troles afirmando, algunos, con cínica petulancia, que se trataba de un auto atentado para dañar la imagen de Nayib Bukele, y otros, dándoselas de juiciosos, recriminándome por hacer afirmaciones sin tener pruebas. Era el enjambre de tal magnitud y tan ofensivo que no podía razonar siquiera medianamente con ninguno.
Ahora les pregunto: ¿era yo el necio o es que ustedes se negaban a apreciar lo obvio, como lo han hecho con todos los excesos que ha cometido este gobierno? Este día hemos sabido que dos de los autores de semejante barbarie son PPI (Protección de Personalidades Importantes) del Ministro de Salud -primo de Bukele- y el último, agente de seguridad de dicho Ministerio. ¿Se atreven aún a afirmar que era un autoatentado? ¿Se atreven aún a afirmar que los que dispararon eran miembros de otro partido que no sea de Nuevas Ideas o GANA?
Los invito a utilizar hoy el sentido común que no utilizaron ayer: ¿ustedes creen, de veras, que tres sujetos que atacan, a mansalva, con arma de fuego y en un lugar concurrido, a un vehículo con simpatizantes y distintivos de un partido político lo hacen por otro motivo que no sea «odio contra el partido y sus simpatizantes? A ver: ¿qué otro motivo podía ser? ¿celos? ¿ánimo de lucro? ¿sevicia? ¿movimientos corporales reflejos? ¿o es que simplemente «no sabían que matar estaba prohibido» y les pareció que matarlos era una buena manera de agilizar el tráfico?
¿Cómo se les podía ocurrir que al Fmln, con toda la experiencia y astucia adquirida en la guerra iba a planear un autoatentado en un lugar concurrido, lleno de testigos, en una zona urbana donde las probabilidades de ser filmados por las cámaras de la municipalidad no eran para nada remotas? ¿Acaso no era obvio que semejante hipótesis arroja resultados contraproducentes para el Fmln? ¿Acaso no se dan cuenta que si algo han respetado ARENA y el Fmln durante estos años ha sido el cese del uso de las armas para conseguir objetivos políticos? ¿Acaso no se percataron de que el atentado de ayer no tiene precedentes en treinta años desde los Acuerdos de Paz?
¿Que por qué responsabilizo al presidente de la República? Porque es absolutamente evidente que este atentado ha sido motivado por el odio que el presidente ha infundido en sus simpatizantes del mismo modo que el genocidio al pueblo judío fue motivado por el odio infundido por Hitler en el pueblo alemán contra esta minoría. Ahí no hay absolutamente nada que discutir. Solo hay que desempolvar un poco el raciocinio.
¿Responsabilizar al presidente significa que este servidor está afirmando que Bukele es lo que mediáticamente se conoce como «autor intelectual» y que fue él quien dio la orden para que se ejecutara tal atentado? Atribuirme tal conclusión es de lo más absurdo. Bukele podrá ser muy necio, pero nunca al punto de dar una orden que evidentemente va a afectar su idolatrada imagen narcisista mesiánica, y menos aún si quienes la ejecutan son los guardaespaldas de uno de sus ministros -que de ribete es su primo-. Lo responsabilizo de los asesinatos del mismo modo que es responsable de un incendio el que manipula fuego en un lugar inflamable; lo responsabilizo de los asesinatos del mismo modo en que es responsable de homicidio culposo el que maneja a 100 kph en una zona escolar, no porque haya planeado el resultado sino precisamente porque no supo o no quiso preverlo, lo responsabilizo por su negligencia, imprudencia o impericia, culpa consciente o dolo eventual, al desconocer o aceptar la probabilidad de los resultados que tienen sus discursos en la psique de sus seguidores, cegado por su mezquino afán de acaparar la totalidad del poder vendiendo el polvillo alucinógeno del resentimiento social. Este atentado contra dos pobres ciudadanos -que también tenían derecho a depositar sus esperanzas en un instituto político- es el resultado de la intolerancia que éste hombre insensato ha azuzado y explotado para su beneficio en la mente de sus seguidores. Si iban ebrios, si los había estresado el tráfico, si el partido de futbol los tenía descolocados, o si habían tenido un mal día, o si habían consumido cocaína, o si fueron provocados por las víctimas… nada de esto los exime de responsabilidad penal y tampoco de reproche social, ni a ellos ni a quien ha excitado sus más bestiales instintos.
¿Me exigen pruebas de que Nayib Armando Bukele ha incitado al odio a la población de una forma inédita y descomunal? Vayan a revisar sus cadenas nacionales: vayan y escúchenlo calificar a la Asamblea y a la Corte de asesinar al pueblo salvadoreño, vayan y escúchenlo decir que quemar a un diputado es un acto de patriotismo, vayan y escúchenlo decir de la oposición que son «mil veces malditos», que son «enemigos del pueblo», que son «asesinos», «ladrones», «que dan asco», vayan a constatar cómo dirige a Walter Araujo, ser vivo que expulsa más ponzoña que las Gorgonas y más rabia que las Fórcidas. ¿Cómo tienen la osadía de pedirme pruebas de algo que es tan evidente? Dice el art. 314 del Código Procesal Civil y Mercantil que no necesitan prueba los hechos que gozan de notoriedad general: ¿acaso no es un hecho notorio que buena parte de los seguidores de Bukele tienen un discurso descomunalmente violento? ¿Acaso no es un hecho notorio que tiene una cantidad inusitada de cuentas de funcionarios, gubernamentales, verificadas y falsas a su servicio denigrando cada minuto del día a cualquier salvadoreño que se atreva a disentir públicamente? ¿Acaso no es un hecho de notorio conocimiento que los principales líderes de la oposición han recibido una ingente cantidad de amenazas contra su integridad física y moral y contra la de sus familias? Este servidor tiene, en su chat privado de Messenger, acumuladas desde el 2018, cualquier clase de amenazas de muerte y descripciones con lujo de barbarie. ¿Le parece a usted que esto es normal? ¿Le parece a usted que El Salvador, va, de este modo, hacia la ruta de la paz?
Le pregunto, y respóndame con honestidad: ¿alguna vez ha visto usted al presidente recriminar a sus funcionarios y sus seguidores por las amenazas, calumnias, difamaciones, injurias, acoso, abusos de poder realizado por éstos. ¿No le parece que hay un sabor a aquiescencia en este silencio presidencial ante la infernal violencia política que vive El Salvador?
¿Sabe usted qué es lo más doloroso de todo esto? Que a pesar de que hemos sido testigos de una barbarie que no ocurre en un país democrático, muchos siguen caminando y viviendo sus vidas, indolentes y despreocupados como si en este país todo está bien; como si no tuviéramos esta capacidad tan esencial para ser seres humanos: la empatía por el dolor ajeno, por los familiares de este hombre y esta mujer que se encontraban en el lugar y en el momento equivocados, que cometieron el delito de manifestarse políticamente en un partido opositor al régimen.